A pesar que el tiempo ha provocado la amnesia natural de un tema muy
tratado, es importante que sigamos recordando lo que representó Afganistán
antes de ese fatídico septiembre 11. El
siguiente texto fue publicado en septiembre del 2001
AFGANISTÁN
Por Ulysses Ozaeta
Entrar a Kabul, la capital afgana, es entrar al mundo medieval,
donde un puñado de hombres semianalfabetos del Corán tienen desde 1996 el poder
político, religioso y militar del 90 por ciento de Afganistán.
Las calles son de terracería, no existen semáforos y mucho menos
anuncios publicitarios, las casas semidestruidas son de un tono grisáceo
producto de tres años de sequías, la ayuda proporcionada por la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) fue empleada para uso militar, un tercio del
millón de habitantes de Kabul sobreviven gracias al trigo que les regala
el Programa de Alimentación Mundial de la ONU, el cual ocupan para hacer panes
y venderlos.
Su economía es fundamentalmente agropecuaria, la cual no se ha
desarrollado debido a la larga guerra civil; el arroz, trigo y maíz se cultivan
con fines de consumo interno, tiene también el primer lugar en la
producción de opio, el cual se vende para elaborar heroína.
Los recursos mineros son abundantes, pero debido a la
inestabilidad política y lo escarpado de su relieve se impide una
explotación de ellos. Seis son los países vecinos de Afganistán: Pakistán,
Tajikistán, Irán, Turkmenistán, Uzbekistán y China.
La mujer tiene prohibido estudiar, trabajar, ir a la escuela o
mostrar cualquier parte de su cuerpo por lo que deben vestir con la burka
(túnica que les cubre incluso los ojos y nariz); cuando salen a la calle,
deben ir acompañadas de un hombre.
Aquellas que no cumplan las leyes talibanas son apedreadas,
emparedadas, mutiladas o asesinadas por motivos tan simples como mostrar la
cara, esto ha provocado que un 97 por ciento de las mujeres vivan en
estado depresivo y un 42 por ciento lleguen a la locura o al suicidio.
La música fue prohibida, los pocos cines que existían están
clausurados, la televisión, el fútbol,
los naipes y juegos de azar erradicados pues son una ofensa para Alá, todos los habitantes
destruyeron sus aparatos electrónicos ya que de ser descubiertos con uno de
ellos pueden ser ejecutados.
En marzo de este año, el régimen talibán destruyó dos imágenes
gigantes de Buda en Bamiyán las
cuales tenían 1500 años, provocando el repudio de millones de personas.
Muchas actitudes de cerrazón hacia el exterior por parte del gobierno
talibán, ha provocado miseria e ignorancia en su gente, con una población de 25
millones de habitantes sólo el 31 por ciento sabe leer y escribir, donde el
libro autorizado es el Corán y sus únicos maestros los talibanes.
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